Tras las burlas del Tri en Qatar 2022, Yon de Luisa, presidente de Femexfut, y Jaime Ordiales, director deportivo de selecciones nacionales, informaron que tomarían un plazo de 60 días para presentar un proyecto a futuro, rumbo al Mundial 2026. Taza.
Queda poco tiempo para que se cumpla ese plazo, y más allá de que a finales de enero nos presenten la lista de opciones que tienen para seleccionador nacional, ha salido a la luz un proyecto que, bien estructurado y con suficiente autonomía , puede generar mejoras importantes en el andar de las selecciones mexicanas, desde la Mayor, Femenil, hasta la juvenil. Pero no lo parece al principio.
La propuesta incluye la conformación de una nueva Comisión de Selecciones Nacionales que sea una especie de filtro para todo el trabajo que se realiza con los representantes. Este ya no estaría integrado por presidentes de equipos como en el pasado, sino por exentrenadores y exfutbolistas que “aportarán” su experiencia para la construcción de una mejor estructura y ejecución en base a lo planificado.
Pero imagínense el consejo o comisión con hombres como Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente, Javier Aguirre, Miguel Herrera, Ricardo La Volpe, Javier Aguirre, Juan Carlos Osorio y hasta Gerardo Martino. Entrenadores que, además de Tata, han alcanzado el mismo lugar en las Copas del Mundo; es decir, a los octavos de final.
Con qué autoridad darán pautas, consejos, si han fallado de la misma manera. Imaginemos a Martino, el hombre que destrozó a la Selección Mexicana en el último Mundial, diciendo cómo debe actuar el nuevo seleccionador nacional. Sería patético.
Más bien se necesita una Comisión con liderazgo, autoridad y que pueda ser la contraparte del entrenador en turno. Jaime Ordiales llegó tarde al proceso de Martino, y Gerardo Torrado, su antecesor, no hizo la maldita cosa de cuestionar las locuras del Tata. Permitió que el equipo fuera secuestrado por sus líderes de papel —Guardado, Moreno, Herrera, Ochoa— y todo lo que pedían se cumplió. Eso es lo que no puede volver a ocurrir, por eso la figura del director deportivo de las selecciones, apoyado íntegramente por una comisión, debe convertirse en una pieza clave para el desarrollo del grupo.
Una de las buenas ideas que han surgido y que esperamos se materialice es la creación de cuerpos técnicos de entrenadores mexicanos. Jaime Lozano y Rafael Márquez se sumarían al proyecto, sin duda, como directivos de equipos menores y con la idea de incluirlos como asistentes institucionales en la Selección Mayor. Es decir, los relevos naturales en caso de que el director técnico de turno no trabaje y tenga que ausentarse. Con un trabajo así, ya tendrías una base sólida de preparación, una forma de suplir sin sufrir el cambio. Aunque eso no suena mal.
Pero todo esto necesita una gran estructura y, sobre todo, insisto, autonomía, si va a ser una Comisión o si van a reforzar la figura del director deportivo de la selección, deben darle espacio para trabajar y, sobre todo , leyó las cartas al próximo entrenador de la selección mexicana que está a cargo y a quién debe darle cuentas cuando él las pide, y no cuando él quiere.
La Selección tiene poco tiempo, teniendo en cuenta los próximos compromisos como la Copa Oro, pero tiene mucho tiempo de aquí al Mundial 2026 (sin la presión de la eliminatoria) para generar un proyecto que marque la diferencia y que no es lo mismo que cada cuatro años, que no ha servido la maldita cosa e, incluso, ha tenido un traspié, gracias a que no hubo quien le metiera un golpe al Tata Martino, que destrozó a la Selección, que ahora tendrán que reformar para que el negocio continúe.
POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN
COLABORADOR
@GVLO2008
LSN
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