Hace unas semanas Mediterranean Algae entró en Lanzadera, la incubadora de startups de Juan Roig en Valencia, para acelerar su crecimiento. Anteriormente, esta startup alicantina ya había codeado con el ecosistema emprendedor local en eventos gastronómicos innovadores como ftalks, promocionando el producto que tienen entre manos, las algas mediterráneas cultivadas fuera del mar para uso comestible o cosmético.
«Todo nació con mi inquietud después de viajar por Asia. Quería cambiar la percepción que teníamos sobre el litoral mediterráneo de la costa y la playa, que parece ser solo para turismo o actividades náuticas. En ese viaje vi que allí se veía el mar como un lugar diferente y un lugar para generar recursos», explica Yago Sierras, cofundador y director general de esta empresa con sede en Santa Pola.
En Asia vi que el mar era visto como un lugar diferente y un lugar para generar recursos»
Su punto de inflexión fue, como para tantos otros, la pandemia. Fue entonces cuando aquel ruido de Sierras se convirtió en un proyecto empresarial cuyo primer hito fue desarrollar una tecnología propia para cultivar algas lejos de mar abierto. «Cultivar algas fuera del mar tiene más sentido de lo que parece si lo aplicamos a la industria», defiende. Porque es en este segmento en el que ahora se centra la compañía, que empezó ofreciendo, y sigue ofreciendo, su producto a empresas de restauración y cosmética, pero también al comprador final, como sérums o cremas solares con protección solar.
Por supuesto, el comienzo, dice, fue en una piscifactoría. “Primero, como no teníamos recursos, lo hicimos en un terreno del Camp d’Elx, con un par de bebederos de ganado que estaban abandonados, fue un poco como hacer un frankensteinpero con premios y financiamiento que recibimos nos expandimos”, dice el joven empresario. Eso fue a principios de 2021, luego lograron lanzar su primera marca de cosméticos y luego de comercializarla, tuvieron el empujón necesario para tener la suya propia. depósito.
Explican que empezaron en terrenos del Camp d’Elx, con un par de bebederos de ganado que estaban abandonados
Y aunque sus primeros pasos los dieron con laboratorios de cosmética natural, grandes marcas de cosmética o empresas de complementos alimenticios, ahora han empezado a «tocar diferentes mercados», ya que su objetivo es poder crecer más rápido, por lo que han decidido dejar de hacerlo. las líneas de venta directa al consumidor y van directamente al proveedor.
Piscifactorías -«los residuos de pescado son el alimento de las algas», explica Sierras-, empresas de gestión del agua como desaladoras y la industria de la regasificación que convencen para mejorar sus niveles de sostenibilidad son los nuevos caminos que sigue la compañía para comercializar sus algas como biofiltro. . El crecimiento que prevén es ambicioso, ya que en 2023 cerraron con 100.000 euros de facturación y esperan cerrar el próximo ejercicio de 2025 con 2 millones de euros de facturación.
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La bióloga Silvia Antón, el tecnólogo Guillermo del Barco y el acuicultor Alejandro Simón son las otras tres personas que integran el equipo de esta firma emergente que pretende mejorar la salud humana y la del planeta a través del cultivo de algas. «Nuestro objetivo es que mañana todas las líneas de negocio puedan unirse y que el agua pueda reutilizarse», concluye el joven empresario.
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