La promesa del candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, durante el debate presidencial del domingo de agregar a Hamás a la lista de grupos considerados terroristas por Argentina sacudió la política local y plantea inevitablemente un par de interrogantes. ¿Por qué no se hizo antes?
¿Y por qué no lo haces ahora? ¿El Ministro de Economía también podría exigir que la Unidad de Información Financiera (UIF), que depende de su órbita, comience a trabajar en ello si así lo solicitara?
En principio, añadir a Hamás a la lista de grupos terroristas Es una decisión política. y la propuesta resurge ante el brutal y masivo ataque militar del grupo fundamentalista en territorio israelí. Con la enorme respuesta del ejército israelí en Gaza, han muerto más de 1.500 personas.
Esta guerra inesperada se metió en la campaña electoral argentina. Este lunes, Patricia Bullrich, candidata a la presidencia por Juntos por el Cambio, Pidió al Gobierno que incluya ahora a Hamás en la lista.
“En nuestro gobierno incluimos a Hezbolá en la lista de organizaciones terroristas. Ahora, el Gobierno tiene que incorporar a Hamás a esa lista. Sólo así podremos entrar en una red de colaboración con todos los servicios de inteligencia del mundo y fortalecer la lucha contra las organizaciones terroristas”, escribió.
«Un modo de resistencia»
Massa no lo hace ahora porque primero quiere mostrarlo como algo típico de su eventual presidencia. Esa decisión lo distancia de Cristina Kirchner y sus socios ultra k, a muchos de los cuales ataca Hamás. No son terrorismo sino una forma de resistencia contra la ocupación de los territorios palestinos por los israelíes.
Al mismo tiempo, cualquier decisión que se tome también se enmarca en un formato legal y diplomático. Para Argentina, la lista válida de grupos terroristas era la del Consejo de Seguridad de la ONUdonde ni Hamas ni Hezbolá están. Ambos grupos son considerados terroristas por países como Estados Unidos, Canadá, Israel, el bloque de la Unión Europea, pero no por los latinoamericanos, salvo Paraguay.
Vale la pena volver al gobierno de Mauricio Macri cuando Israel y Estados Unidos comenzaron a presionar a Hezbollah para que se agregara a esa lista de grupos considerados terroristas por la Argentina. la milicia chiita que tiene ramificaciones políticas, sociales y militares.
En ese momento, ese debate encendió las peleas políticas entre el kirchnerismo y el macrismo.
La diferencia está en el clima entonces y ahora. En la condena global generada por el masivo y militar ataque de Hamás que sorprendió a Israel el sábado, y que también fue repudiado como un acto “terrorista” por el gobierno argentino.
La aparición del tema Hamás entró en ese debate hacia 2018 cuando el entonces titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), Mariano Federici, logró que Macri siguiera adelante con el tema. Y también era necesario darle un marco legal a decisiones anteriores que había tomado la administración de Cambiemos.
Por ejemplo, en 2018 la UIF estableció el congelación administrativa de los miembros del llamado “Clan Barakat”, lo cual fue posteriormente ratificado por el Juzgado Federal de El Dorado, Misiones, al considerar que el mencionado clan tenía vínculos financieros con la organización Hezbolá y por tanto su relación con los actos terroristas contra la Embajada en Israel (1992, 29 muertos) y Amia (1994, 85 muertos).
El hecho de que Hezbollah fuera responsable de la justicia argentina por los dos grandes atentados terroristas ocurridos en este país permitió avanzar más fácilmente en esta línea. Resulta que hubo un resistencia en el área diplomática de la Cancillería.
Para entonces, Profesionales de carrera advirtieron “peligros” en el hecho de incorporar a alguno de estos grupos a las listas de grupos terroristas por parte de Argentina, que se guiaba únicamente por las de Naciones Unidas. Afirmaron que Hezbollah tenía participación en el gobierno libanés a través de su partido político en ese momento y que eso podría generar enfrentamientos diplomáticos. Se mencionó a Hamás, pero no fue un tema para ninguna toma de decisiones.
El 16 de julio de 2019, en la recta final de su gobierno, Macri oficializó el decreto que crea un registro especial de organizaciones terroristas que cometieron atentados en el país. La norma permitió incluir a Hezbolá. Esto también apoyó la decisión de la UIF de ordenar la congelación de los activos de la milicia, de las entidades específicas de su ala militar y de los líderes de la organización. Además, solicitó la inscripción del congelamiento de activos en el Registro Público de Personas y Entidades Vinculadas a Actos de Terrorismo y su Financiamiento (RePET), creado por decreto de Macri.
Para entonces muchos se preguntaban por qué el propio Carlos Menem, bajo cuyo gobierno se cometieron los atentados a la Embajada y a Amia, Él no dio ese paso. Tampoco lo hicieron los sucesivos gobiernos.
Cuando Alberto Fernández llegó al poder coqueteó con la idea de anular el decreto de Macri. Incluso hubo escándalo cuando, hablando de esto, la ex ministra de Seguridad Sabina Frederic, amenazando con hacerlo, consideró que el terrorismo internacional Era un asunto del que debería encargarse la “OTAN”.
Llamados contundentes del anterior gobierno de Benjamín Netanyahu, y gestiones de la embajada de Israel en Buenos Aires abortaron las intenciones del kirchnerismo y hoy Hezbollah sigue en la lista REPET como lo está desde 2019. Pero el clima para tratar con Hamás nunca existió. Al menos hasta ahora.