Pienso, luego existo. La duda está instalada: el titular del Banco Central, Santiago Bausili y el ministro Luis Caputo, se la han señalado a quienes quieran escucharla: En algún momento, la inflación, el tipo de cambio móvil y el tipo de interés tendrán que correr al mismo ritmo.. ¿Cuál es esa velocidad?
¿Se mantendrá la economía y, sobre todo, quienes deben vivir su vida según las condiciones que ella impone? ¿Cuánta recesión, depresión y desempleo serán necesarias para que el plan funcione?
Ayer El Banco Central bajó la tasa de referencia. Así, el rendimiento efectivo mensual (TEM) pasa a ser del 5% mensual y la tasa efectiva anual (TEA) es del 79,6%. El dato mensual está lejos del 2% de paridad móvil, y todavía a varios metros del 9% que, se estima, arrojará abril en términos de inflación. En definitiva, la idea sirve para organizar el anárquico pensamiento presidencial, abrazado -o quemado- ahora, a la suerte del plan económico y convertido en escudo de defensa del ministro, toda una novedad institucional.
Heterodoxia al poder. ¿El BCRA ayuda al Tesoro?
La clave es que, para que la tasa, la inflación y la devaluación coincidan, El Gobierno parece más dispuesto a utilizar todas las herramientas heterodoxas, al comprobar que el torniquete monetario no es suficiente. De ahí las reuniones del ministro con los distintos sectores productivos y comercializadores para suavizar la escalada de precios. Intervencionismo y acuerdo de precios 2.0.
Hablando de heterodoxia, ¿el BCRA sigue ayudando al Tesoro? Se podría decir que no… pero ¿qué tipo de operación está auspiciando el Gobierno en estos momentos? Faltan recursos en Palacio de Hacienda y como el Central no puede participar en las licitaciones, hay artimañas que se han puesto en marcha. Por ejemplo, en el mercado secundario, Santiago Bausili compra los bonos a quienes luego ingresan al mercado primario a comprar la licitación del Tesoro. Indirectamente, el BCRA sirve de contraparte a quienes, de otro modo, venderían sus bonos, provocando que el precio caiga y la tasa suba. Magia.
El regreso de los 90. Neoconvertibilidad y ajuste
Hay un dato adicional que conviene conocer y que ayuda a saber qué piensa Hacienda. Debido al conflicto con la UTA, que agrupa a los choferes de colectivos, esta semana las cámaras patronales del sector se reunieron con el Ministerio de Transporte. Los empresarios esperaban una definición del Gobierno para poder validar aumentos salariales de los trabajadores, algo que finalmente no ocurrió: ¿más subsidios o una autorización para subir la tarifa? Ni uno ni el otro. El Gobierno les ofreció una tercera vía: despidos y recortes de frecuencias. El desempleo es la variable que, piensan en la Casa Rosada, debe subir exponencialmente para disciplinar las paritarias y dar mayor productividad a las empresas.
Cartera mata a galán. Bopreal sí, dólares, luego…
La procesión pasa al interior. Uno de los puntos débiles del actual programa económico es, sin duda, la pendiente negativa que han tomado los ingresos tributarios. Mucho más grave, porque el Gobierno planta allí la base de toda su campaña económica. En este sentido, el dictamen del borrador de la próxima ley de Bases logrado ayer parece permitir algún alivio futuro. El deterioro de los ingresos fiscales como consecuencia de la recesión -una depresión en curso- permitiría nuevos ajustes para sostener el superávit financiero.
Sin embargo, no todo es lo que parece. Atención. En busca de mayores recursos -pesos y dólares- El paquete fiscal que se debate en el Congreso daría cierto sesgo de legalidad a una potencial rebelión fiscal de los poderosos, es decir, una virtual caída de la presión tributaria, independientemente de la indemnización fiscal desde hace más de 10 años. ¿Qué se pide a cambio? Que las empresas anticipen el pago de impuestos sobre los bienes personales para los próximos cinco años. En la oferta se suma un blanqueo de capitales -sin restricción de ningún tipo- como herramienta para amortizar el ciclo financiero en curso, donde los inversores buscarán una salida y cristalizarán la apuesta impulsada por Luis Caputo.
LETES revisitado. Pesos por dólares, la vuelta.
Se sabe que, dentro de la composición de los recortes, la deuda del Gobierno con los productores de gas y generadores de electricidad es una de las principales. Ayer, el ministro Luis Caputo encabezó una reunión en el Palacio de Hacienda donde presentó una propuesta para cancelar únicamente las transacciones de diciembre de 2023 y enero de 2024 mediante la entrega de títulos públicos -BOPREAL- por un monto aproximado de 600 millones de dólares de valor nominal.. Este monto supera el superávit financiero acusado por el Gobierno, lo que refleja la debilidad del saldo positivo sobre el que abanderó la Casa Rosada. La medida recuerda a las Letras del Tesoro (Letes) en dólares que entregó el Gobierno del expresidente Macri a cambio de los pesos, algo que hoy hace el BCRA con el Bopreal. Otro dato que va en esa dirección es que el BCRA confirmó ayer que evalúa ampliar el BOPREAL para que las empresas puedan pagar utilidades y dividendos a no residentes, operación que estaba restringida por el cepo. Se habilita así una “vía de salida”, el mismo mecanismo que se utilizó para la deuda comercial, además de chupar pesos de la economía. Eso no terminó de la mejor manera.
Con información de Telam, Reuters y AP