La historia señalará estos tiempos en que la clase política dominante en México perdió el miedo al ridículo, al ridículo. Una clase política que ha perdido el miedo a ser señalada y la vergüenza de ser descubierta en sus actos de corrupción. Perdieron la vergüenza por el cinismo y bajo el principio de José Goebbels, el propagandista de la Alemania nazi, que establece que una mentira dicha mil veces se convierte en verdad.
Esta es la estrategia, no solo del presidente mexicano Amlo, sino de muchos que lo orbitan y buscan la cada vez más lejana tarea de perpetuarse en el poder manteniendo y aumentando la dolorosa pobreza que sufre nuestro país. Esta es la única manera de explicar que una mujer como yasmin esquivel prevalezca hasta dentro de la Corte Suprema de Justicia y no sólo eso, mantenga intacta su carrera de abogado que, a través de un plagio, un robo, sustenta su carrera.
Hay que decirlo con todas sus letras, la carrera de doña Esquivel está basada en la corrupción y es una fotografía fiel de las entrañas de la llamada cuarta transformación. En cualquier parte del mundo, con un mínimo de decencia política, un servidor público cuestionado en honor a sus orígenes habría presentado su renuncia o su separación temporal de su cargo mientras se aclaran las dudas puestas sobre la mesa. Se privilegia la integridad de la institución sobre las personas. En México no es así, al contrario.
El cargo público se entiende como privilegios, como derechos, como una especie de botín que hay que defender con la vida. Esto es lo que pasa con Yasmín Esquivel. Una vez verificado, por el Facultad de Estudios Superiores de Aragónque su tesis presentada en 1987, para obtener la licenciatura en derecho, es un completo plagio de una tesis presentada en la Facultad de Derecho un año antes, Esquivel, en lugar de separarse temporal o definitivamente como Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Naciónse aferra al cargo, se aferra al hueso, levantando una sarta de mentiras que insultan la inteligencia de toda la opinión pública.
En redes sociales y medios de comunicación se escuchan voces que piden la cancelación de su título. Pero esto no es posible ya que la UNAM, respetuosa de la ley y sus principios rectores, no encuentra en la legislación de 1987 las causales de cancelación del título por plagio de tesis. Simplemente no existía en ese momento. Y no puede aplicar la legislación vigente que sí contempla aquellas sanciones ejemplares por el principio constitucional de la irretroactividad de la ley.
En consecuencia, Yasmín Esquivel seguirá siendo abogada, maestra, médica y ministra, pero toda su carrera se basa en una trampa, en una mentira, en la corrupción. Solo resta que la poca vergüenza que pueda tener por verse expuesta en esta trampa, la haga recapacitar y estudiar otra carrera legalmente.
Pero es ingenuo que una persona como ella y todos los que la rodean lo hagan. La ambición de poder está por encima de cualquier principio de honor, ética, moral en el que se base la máxima. Tribunal de la Nación. Está en manos de Norma Piña, la nueva ministra presidenta de la Corte, ordenando a la señora Esquivel que resuelva su situación escolar.
Corazón que si siente
justin trudeau, El primer ministro de Canadá fue muy duro con el gobierno mexicano. Dijo que si México no se deja ayudar, tarde o temprano sufrirá las consecuencias. Trudeau es un fuerte crítico de López Obrador y no ocultó su malestar al visitar al gobierno mexicano.
POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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MAÍZ
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