Durante los últimos años se han incrementado varios de los males del mundo actual y esto ha dado lugar a diversos síntomas de la enfermedades que como sociedad hemos vivido en los últimos años.
En esta ocasión quiero referirme a uno de estos males que más frecuentemente observo en la práctica privada. me refiero a la fatiga. En repetidas ocasiones escucho como se ha hecho presente casi permanente en la vida de varios jóvenes, no tan jóvenes y menos jóvenes. O al menos expresar que en algún momento del día se han sentido así.
¿Qué está generando esto? situación? ¿Por qué hemos llegado a este punto de sufrir un fatiga cronica? ¿Qué hay en el ADN del cansancio?
Hoy más que nunca hemos perdido nuestro camino, la esencia de nuestra existencia, y más aún, de nuestro ser. Vivimos enfocados en «tener», en llenarnos de cosas materiales para responder y sentido a nuestro ser, a lo que somos. Otros han centrado sus esfuerzos en “hacer”, pretendiendo que cuanto más hagan, más crecerá su negocio. esencia como personas. Es una especie de autoexplotación que nos hace creer que nos autorrealizamos de esta manera, como menciona el filósofo Byung-Chul Han en su libro “La sociedad del cansancio”, “una enfermedad de la sociedad del rendimiento neoliberal”.
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Parece que estamos inscritos en una carrera interminable por ver quién es el que más rinde, por gastar nuestro tiempo y energía, por hacer y no dejar de hacer. Parecería que la vida se nos va. No actuar de esta manera nos hace sentir culpables, simplemente por el hecho de no hacer más, a pesar de cubrir más de 18 horas de trabajo en un día.
Uno de los mayores desafíos que tenemos hoy como sociedad es encontrar la armonía entre lo personal, la familia y el trabajo. El equilibrio entre lo que tengo que hacer, lo que otros quieren que haga y lo que quiero hacer. No es un reto fácil, pero si lo conseguimos estaremos en mejor forma condiciones recuperar el control de nuestras vidas para vivir una vida plena y no plana.
Por eso comparto cuatro acciones para combatir el cansancio permanente y dejar de ser parte de esa llamada «sociedad de la fatiga».
- Mayor conexión emocional. Genera una conexión menos digital que es más humanizadora. Cuida la dimensión psíquica con seriedad.
- Genera mayor confianza. Establecer conversaciones más profundas, afectivas y efectivas. Intercambian una sonrisa y se miran a los ojos. Generar ambientes amigables, donde nadie se sienta constantemente vigilado, donde se sienta valorado.
- Da un paso del individualismo a la empatía. Piensa que el bien de un todo es más importante que el bien de una sola parte. Di adiós al ensimismamiento.
- Tener un proyecto de construcción. Define un proyecto personal acorde a tu naturaleza y constructivo y solidario con la sociedad, donde seas capaz de poner en práctica tu capacidad de compromiso, resignación y entrega.
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Date un tiempo para descubrir lo que te gusta y te apasiona, de esta manera te sentirás con más energía para poder compartirlo con los demás y hacer más humanas tus relaciones. Te comparto tres preguntas que te pueden ayudar a empezar con tu plan de vida y recuperarse del cansancio permanente:
Que quieres hacer con tu vida? ¿Qué esperarías de ti? ¿Lo que tienes que hacer? No podemos caer en la desesperanza o en el pensamiento mágico. Cada uno de nosotros debe asumir su parte de responsabilidad.
Y tú, ¿cómo lo haces?
Soy Sergio Cazadero y quiero compartir, como crecer.
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