Un viejo dicho afirma que el pez muere por la boca y ahora es una alegoría de lo que le sucede a Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos.
Desde que lanzó su candidatura para la nominación presidencial republicana de 2024 hace casi un mes, Trump se ha visto envuelto en una serie de controversias que, si bien lo mantienen en el ojo público, también lo han arrojado en una gran parte negativa. de los americanos
El caso es que en las últimas semanas Trump ha enfrentado -y está desafiando- tormentas por sus declaraciones y, en especial, por su papel en la selección de candidatos inadecuados para puestos legislativos y de gobierno estatal, que redujeron a la mínima expresión lo que se esperaba que fuera. un maremoto republicano.
Culpable de esa victoria, que fue un fracaso, Trump se ha visto envuelto en una serie de polémicas que, si bien encajaban con su imagen de iconoclasta político, también ponían sobre la mesa sus peores ángulos.
Desde una cena con el rapero Ye (ex Kanye West) y el ultraderechista Nick Fuentes, uno antisemita y otro neofascista, hasta el llamado a reformar la Constitución para ajustarla a sus circunstancias e incluso devolverlo a la Presidencia al cancelar las elecciones de 2020, el magnate se ha puesto en una situación que ha puesto de relieve a otros aspirantes, quizás menos conocidos, pero sin bagaje personal a sus espaldas.
Y si a las investigaciones a su alrededor, la investigación por posible evasión fiscal, se le suma su papel en el golpe de Estado del 6 de enero de 2021, se tiene un posible candidato con verdaderas negativas.
Sin embargo, se estima que el núcleo de los “trumpistas” aún lo sigue, y para bien o para mal, sus propuestas forman parte de las actuales formulaciones republicanas.
El estilo político de Trump se basa en el aprovechamiento y cuando es necesario la creación de polémicas, y la exaltación de su propia imagen.
El expresidente pasó décadas creando una imagen de hombre de negocios exitoso, culminando con lo que parecía una candidatura muy poco probable a la nominación presidencial republicana en 2015 y, en 2016, con una victoria electoral.
Trump se benefició de las frustraciones y resentimientos de sectores de la población, en especial elementos conservadores, nacionalistas y racistas que combinaron sus preocupaciones por el crecimiento de las minorías, la supuesta inseguridad fronteriza, los reclamos feministas, el libre comercio y la desaparición de empleos industriales.
Pero la combinación de los escándalos que lo rodean, que lo convirtieron en una personalidad mediática antes de su carrera política, y su imagen actual de político antisistema, llevan a muchos republicanos que no tienen problema con sus puntos de vista, a preferir candidatos con ideas similares, pero más joven y con menos historia, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Pero aún es pronto para descartar a Trump.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
MBL
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