Argentina: Devaluación como incentivo a la exportación y golpe a los consumidores
Una devaluación siempre tiene consecuencias mixtas en la economía de un país. Por un lado, puede ser un incentivo para aumentar las exportaciones, pero por otro lado, afecta negativamente a las importaciones y golpea los bolsillos de los consumidores. En el caso de Argentina, la reciente devaluación del peso argentino frente al dólar ha generado un gran impacto.
Durante el año 2023, las exportaciones argentinas han experimentado una caída del 25%, y una de las principales causas de esto es el tipo de cambio desfavorable. Por otro lado, las importaciones, a pesar de las restricciones y el cepo cambiario, siguen siendo superiores a las exportaciones, lo que ha llevado a un déficit comercial. En un país con escasez de dólares y sin acceso a préstamos internacionales, esta situación es preocupante.
Ante esta situación, el gobierno argentino ha tomado medidas para corregir el tipo de cambio y buscar un superávit comercial. La idea es vender más al exterior de lo que se importa, lo que permitiría generar ingresos en dólares para el país. Una de las medidas anunciadas es el aumento de impuestos a las exportaciones de bienes no agrícolas, lo que contribuiría a reducir el déficit público.
Sin embargo, esta corrección del tipo de cambio tendrá un impacto en la economía doméstica. Argentina exporta productos básicos como carne, maíz, trigo, aceites, vino y lácteos. Antes de la devaluación, un producto que se vendía al exterior a un dólar ahora se seguirá vendiendo a ese mismo precio, pero al recibir 800 pesos por cada dólar, se deberá vender en el mercado interno a un precio más alto. Esto significa que los consumidores argentinos verán un incremento en los precios de estos productos básicos.
A diferencia de otros países como Chile, donde una devaluación no impacta directamente en los precios internos, en Argentina el ajuste del tipo de cambio se traduce en un aumento de precios en el mercado interno. Además, la devaluación también tiene un impacto en la capacidad de compra de los argentinos, ya que cada billete de peso ahora compra la mitad de lo que compraba antes.
Algunos han comparado estas medidas con el plan de «Déficit Cero» implementado en el pasado, pero existen diferencias importantes. En aquel entonces, la estrategia se basaba en reducir el gasto público, lo que generó una fuerte recesión en la economía. En cambio, en la actualidad se apuesta a que el sector externo impulse la economía a través de más exportaciones y contribuya a la recaudación mediante retenciones.
Sin embargo, el contexto internacional también juega un papel importante. A diferencia de la crisis del 2002, donde la aparición de China como un gran comprador global impulsó las exportaciones argentinas, en la actualidad no se cuenta con un actor de ese nivel que pueda impulsar la economía. Además, factores como la continuidad de las guerras en Ucrania y Gaza, así como la posibilidad de un triunfo de Donald Trump en las elecciones, podrían debilitar el comercio global.
En conclusión, la devaluación del peso argentino es un intento del gobierno por impulsar las exportaciones y corregir el déficit comercial. Sin embargo, esto tiene un impacto directo en los bolsillos de los consumidores argentinos, quienes enfrentarán un incremento en los precios de productos básicos. Además, el contexto internacional complica aún más el panorama, y se espera que la salida de la crisis sea más lenta que en el pasado.