El futuro de las marcas pertenece a la Generación Z. Este sector de la población, nacido entre 1995 y 2000, es muy consciente de la influencia que las marcas pueden tener en la sociedad y su público, y busca identificarse con marcas que no sean sordas y , por el contrario, que escuchen a su audiencia en función de sus necesidades reales y de su contexto socioeconómico.
Al ser una generación nativamente digital, que además pasa más de 11 horas a la semana frente a un celular, tiene ventaja sobre personas de otras edades, ya que a través de plataformas en línea se informan, se relacionan con el mundo y se unen. a las causas sociales. Además, defienden sus ideales y su comportamiento se convierte en una influencia para los demás.
Las marcas que sepan alinearse con los valores de esta generación y que demuestren su compromiso con la sociedad serán las elegidas para crear relaciones duraderas en el futuro, sobre todo teniendo en cuenta que en 2025 la Generación Z será el mayor sector de compradores en el mundo. Esta supera, incluso, a los millennials, que actualmente ostentan el liderazgo en volumen de compras.
Esta situación representa un reto para las marcas, pues si no se mantiene una buena relación con los llamados centennials, se corre el riesgo de boicots o cancelaciones que pueden dañar su reputación, e incluso llevar a las empresas a la quiebra.
Generar una experiencia de compra especial para la generación Z se vuelve fundamental. El primer paso es trabajar en mostrarse como una marca que escucha a su público en cuanto a sus necesidades. De nada sirve presentar un panorama con el que no se sientan identificados, ya que solo generará la sensación de ser utilizados para intereses comerciales. ¿Cuáles son algunos de los desafíos para que las marcas atraigan a la generación Z? Básicamente entendiendo sus necesidades, sabiendo que este sector de la población se mueve en base a una mayor conciencia social, una defensa continua de los derechos humanos. Valoran la inclusión, son multiculturales, también tienen una mayor conciencia medioambiental y tienen una mentalidad emprendedora y creativa. Las marcas que consigan asimilar esta forma de vida irán un paso más allá.
Para atraerlos, las estrategias de marketing deben ser innovadoras, rápidas, honestas, transparentes, estéticas y acordes con sus ideales, emociones, imagen personal y con mensajes que no se basen únicamente en la invitación a comprar. Lo que se les presenta debe ser parte de las iniciativas que persiguen.
Otro elemento crucial para lograr la mejor conexión es sumar personas de esta generación al equipo de trabajo. La mayoría de las decisiones de compra o acercamiento a una marca se basan en las recomendaciones de amigos o familiares y, actualmente, de influencers. Se les ve como un eslabón cercano en el que se puede confiar, porque no es la marca la que habla de sí misma.
Por lo que contar con colaboradores centenarios aumenta las posibilidades de éxito. La mejor forma de llegar al futuro es incorporando el futuro. El meme marketing, por ejemplo, puede ser una opción para lograr estos objetivos. A través de memes y gifs estáticos se pueden representar situaciones que vive a diario la Generación Z: pensamientos, bromas e ideas adaptadas a la esencia de la marca, que resultan atractivas y efectivas. Nosotros, desde que lo implementamos en la cuenta de Instagram de Shape Agency, hemos visto un aumento de más del 70% en la interacción en las redes sociales por parte de esta generación.
Pero, más allá de las estrategias operativas, todas las marcas deben ser conscientes de algo: la Generación Z tiene nuevos ideales: está en contra de la injusticia, se preocupa por su entorno, busca la relación con cualquiera y sus emociones son el pilar para decidirse a realizar una compra. .
Si las marcas quieren crecer y ser preferidas, su estrategia debe estar encaminada a resaltar los valores que las caracterizan, centrándose en escuchar y atender las inquietudes de los jóvenes, ofreciendo un diferenciador como son las causas sociales y la promoción de la igualdad. Las empresas que no hagan el cambio de chip, no solo fracasarán en el mercado, también pondrían en riesgo su supervivencia al no adaptarse a las tendencias actuales.
Esther Wilding, fundadora de la Agencia Shape
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