El domingo 18 de marzo del presente año se realizó una marcha en conmemoración a la política energética que inició el General Lázaro Cárdenas en los albores del siglo XX. En el acto conmemorativo por la expropiación petrolera se dieron cita como es costumbre múltiples actores de la vida política nacional del oficialismo, así como representantes del sector empresarial y gremial de este país.
La ceremonia hubiera pasado de largo, de no ser por el poder de convocatoria que tuvo (pese a ser feriado), además de enumerar algunos mensajes simbólicos y discursivos del presidente de la república, dirigidos hacia los próximos sucesores de su movimiento o lo que sea. es el mismo, hacia quien cree que tomará las riendas del partido en las próximas décadas.
Era como si el titular del Ejecutivo federal, ya lo tuviera visualizado y con base en esta generación de escenarios futuros, convocara a sus simpatizantes a enviar un duro mensaje a la dirigencia morenista:
“Nada se logra, y esto aplica en México y en todo el mundo, nada se logra a medias. Los publicistas del periodo neoliberal, además de la risa fingida, el peinado gelificado y la falsedad en la imagen, siempre recomiendan que los candidatos y gobernantes corran al centro; es decir, quedar bien con todos. Pues no, eso es un error: el noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear”.
Pero, ¿por qué el presidente de la república eligió la evocación de la expropiación petrolera para enviar este llamado a la dirigencia de su partido y a los próximos candidatos a cargos de representación popular de Morena?
Porque el fondo es la forma en la política y siempre hay que cuidar las formas, si lo que se quiere es tener sustancia. En otras palabras, son las formas las que le dan identidad a un político y lo guían para saber cómo conducirse, a través del mar de preguntas u ofertas para abandonar sus ideales.
Este último ha sido un reclamo ciudadano que el presidente de la república ha podido diagnosticar y entender en este país, porque el pueblo en México y en el contexto internacional, si algo han reclamado es que los políticos no le dan sentido. pertenencia a una ideología, y mucho menos, congruencia entre lo que dicen y lo que hacen. Hoy pertenecen a un partido político y mañana se irán a otro y los ideales que juraron defender ya no lo son más. Ejemplos de esto están en todas partes.
Esta es la razón que ayuda a explicar, en términos generales, la llegada al poder de varios líderes como: Nayib Bukele en El Salvador, Donald Trump en Estados Unidos o Gustavo Petro en Colombia, entre otros. Personajes que la gente percibe como auténticos.
Y es que, en esa forma de entender la realidad de la competencia partidista, radica la fuerza de lo que ha sido, hasta ahora, el fenómeno de Morena en las elecciones de este país. Porque más allá de que sea convincente o no, de su apariencia institucional o narrativa discursiva, o incluso de las posibles soluciones a los problemas nacionales que se han promulgado en diferentes foros de este país, lo que se puede percibir es que hay una congruencia en términos generales, en cuanto a lo que el presidente había anunciado en su proyecto de nación y la serie de políticas públicas que se están llevando a cabo ahora como gobierno.
Reitero, les pueden gustar o no los modales, y eso, por supuesto, es otra discusión; pero lo que no se puede negociar es que el proyecto nacional de esta administración sea consecuente con su plataforma ideológica y principios básicos del partido.
En resumen, como se desprende de la lectura del titular del poder ejecutivo, es que el próximo candidato a la presidencia de la república debe ser el primero en reivindicar la lucha de los ideales de izquierda que Morena ha tratado de defender en los últimos años. años. Para López Obrador esta es una prioridad insustituible, ya que como mencionó en su participación durante el acto dominical, la historia se ha encargado de recordarles a los propios mexicanos que el giro hacia el centro del espectro ideológico se debe a malas decisiones que han tenido. algunos líderes en el poder en ese momento.
Y es precisamente en este punto, donde queda claro el otro mensaje de AMLO hacia los próximos candidatos:
“En 1940, la reacción fue muy fuerte en la elección presidencial. Tal fue la oposición de la derecha que el General Cárdenas tuvo que actuar con cautela, y posiblemente esto influyó en que apoyara la candidatura de Manuel Ávila Camacho y no la del General Francisco J. Múgica, con quien tenía más afinidad ideológica y que representaba una mayor certeza de continuidad y profundizar la política social y nacionalista. Siempre se ha hablado de que el general no se decantó por Múgica ante el riesgo de una intervención extranjera. Sin embargo, como hemos visto, en ese momento gobernaba Roosevelt, quien había demostrado su respeto por la soberanía nacional y que la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de estallar, situación que ayudó a disipar la amenaza de una intervención estadounidense.
En otras palabras, la lección histórica que se observa desde este punto de vista según López Obrador es que si el centro vuelve a apoderarse del proceso de sucesión presidencial como ocurrió en el pasado, el derrumbe del proyecto de nación auspiciado por la 4T, se vería su declive posiblemente en 2030, lo que echaría por la borda la posibilidad de cristalizar al cien por cien, su visión de país. Por eso los mensajes y la importancia de que todos los involucrados en la carrera por la presidencia de la república sepan lo que realmente está en juego y estén dispuestos a poder allanar el camino a su sucesor.
POR LUIS MIGUEL MARTINEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
CAMARADA
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