Lejos del humanismo del que presumió en el cuarto aniversario de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró esta semana sin la empatía que se esperaba tras un atentado de alto impacto, como el que sufrió el periodista Ciro Gómez Leyva.
Ha sido una administración federal ruinosa para la libertad de expresión. Quienes nos dedicamos a este oficio hemos visto como la violencia y la estigmatización crecen de manera continua y reiterada.
Con lo ocurrido el pasado jueves 15, el Presidente se ha puesto más a la defensiva que de costumbre, diciendo que el atentado pudo haber sido un “autoataque”. Una nueva definición que para López Obrador no significa que el mismo Gómez Leyva orquestó lo que todos sabemos, sino que sus adversarios lo hicieron para desestabilizar a su gobierno. Lo hace, como casi siempre, sin aportar pruebas, pero con insistencia como si las tuviera.
Si López Obrador y su gobierno saben algo, que lo digan ahora. La Fiscalía de la Ciudad de México Sostiene que están realizando una investigación seria y que presentarán elementos sólidos en los próximos días. Espero que sea así.
México se ha convertido en el más mortífero del mundo para la prensa, según el Comité para la Protección de los Periodistas; Jan-Albert Hootsen, representante de México, informa que este año la única nación que registró más periodistas asesinados que México fue Ucrania, que lucha contra la invasión rusa. Solo para poner esta violencia sin precedentes en contexto. Ante esta incertidumbre, más de 180 periodistas emitieron un comunicado pidiendo al presidente López Obrador que cese con sus discursos hostigadores y criminalizadores contra comunicadores en el país, pues todas las emanaciones de odio hacia los comunicadores “se incuban, nacen y se esparcen” en la Palacio Nacional La respuesta es de todos conocida.
insisto, no es eso AMLO orden de matar Es que con su actitud hacia la prensa, alguien se iba a aprovechar. ¿Quién se beneficia?
CLAVE: La lucha por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación llegó a los niveles más bajos, al destapar cloacas cuyo contenido impedirá a varios ministros que aspiran llegar a ese cargo y marcará toda su vida profesional. El caso más sonado es el del ministro yasmin esquivel, cuyo plagio de su tesis para obtener el título profesional fue exhibido, sin que ella pudiera hacer nada para salirse con la suya. Ni siquiera el presidente López Obrador que lo propuso pudo defenderlo. Poca confianza le quedará en el resto del tiempo en su comisión. La revelación de un escándalo también amenaza al ministro Javier Laynez, por lo que tampoco estaría en condiciones de aspirar a la presidencia. Es un juego muy rudo y sucio del que apenas escaparían la ministra Mirna Lucía Piña Hernández y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Este último, con apoyo dentro y fuera de la Corte, lo perfilaría para ser el próximo ministro presidente, salvo claro, sus compañeros no lo dinamiten.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
COLABORADOR
@CARLOSZUP
MBL
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