La estrecha victoria de Lula da Silva, en Brasil, marca una nueva ola de la izquierda latinoamericana en su lucha por el poder político; Eso sí, una izquierda debilitada y limitada por las relaciones económicas que ha llevado a la supremacía del mercado sobre el Estado.
Por eso, esta izquierda —que es bienvenida— tiene limitaciones en el mundo globalizado, lo que le impide desarrollar una nueva corriente de politica economica del estado que da mayor fuerza a las garantías sociales.
En otras palabras, las relaciones de producción mantienen el mundo de nuestro tiempo, bajo un régimen capitalista que sólo acepta pequeñas concesiones a la clase obrera, a los pequeños comerciantes y empresarios, que ya forman parte de las clases sociales explotadas por el sistema económico. . A pesar de ello, ante la amenaza de los sistemas autoritarios de derecha, mantener el sistema democrático y defender la política social constituye la obligación histórica de esta época en América Latina.
En todo caso, es esperanzador que, a través del sistema democrático, las principales economías latinoamericanas se estén “alineando bajo ese paraguas genérico e impreciso” que llamamos “izquierda”.
Sin embargo, la correlación de fuerzas parece estar cambiando en Estados Unidos, ya que lo más lógico sería un gobierno de los demócratas en la Casa Blanca, como el que se celebra hoy. Joe Biden, para dar un crecimiento equilibrado y medianamente progresivo al continente. El avance de los republicanos y el peligro del regreso de Donald Trump al poder rompería la posibilidad de este esquema. Por ello, las elecciones que se realizan estos días para elegir la Cámara de Representantes, una parte del Senado y un número significativo de gobiernos estatales, son de trascendental importancia para el futuro inmediato de América Latina.
Las encuestas nos dicen que, muy probablemente, el Partido Republicano ganará la Cámara de Representantes y estará muy cerca de ganar también el Senado. En todo caso, las relaciones que surjan de un Congreso conservador hacia la política en América Latina no serán favorables a nuestro desarrollo social, ni al proceso que genere mayor democracia en nuestros pueblos.
Tendremos –como siempre– que avanzar, acompañados de una historia de luchas sociales, cuyo objetivo –sin duda– es combatir la desigualdad, afirmar la soberanía nacional de cada Estado y reconocer los derechos sociales, que implican una política de salud pública, vivienda, seguridad social, seguridad pública y distribución de la riqueza con mayor equidad.
Estas son las banderas que unen a los mandatarios de Chile, Argentina, Colombia, Brasil y México; mientras que Cuba y Venezuela siguen siendo referentes lejanos de un cambio estructural en las relaciones de producción.
El destino de nuestro continente ha sido de opresión, dictadura, desigualdad; pero a pesar de eso, hay una historia común donde se ha desarrollado una cultura propia, una forma diferente de vivir y una esperanza incuestionable por un mundo mejor. Por eso, los pueblos de América Latina deben formar un frente común contra el autoritarismo de derecha.
POR ALFREDO RIOS CAMARENA
PROFESOR DE LA FACULTAD DE DERECHO UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ
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